Semana Santa 2018
La Resurrección no cerró los agujeros de los clavos, no sanó las heridas de Jesús. Porque la muerte, el dolor no son un simple accidente que hay que superar: esas heridas son la gloria de Dios, la culminación del amor, y quedarán abiertas para siempre en la vida del mundo. Para dar significado y valor a todos los sufrimientos y dolores que tenemos que afrontar durante el curso de nuestros días.
Para no sentirnos nunca solos, abandonados.
Para encontrar la fuerza, a pesar de todo, de seguir amando.
Felices Pascuas de Resurrección a todos vosotros amigos de San Antonio y de los frailes, desde la Basílica de Padua. Os queremos.