El tercer episodio repasa el período del feroz cautiverio con las terribles torturas, a las que padre Cortese no sucumbió, que le llevaron a la muerte el 15 de noviembre de 1944, a la edad de 37 años. Después del secuestro, los frailes de la Basílica del Santo intentaron por todos los medios averiguar qué le había ocurrido a su hermano. Sólo cuando se acabó la guerra salieron a la luz las horribles circunstancias: las barbaridades que había sufrido hasta la eliminación de su cuerpo en el crematorio de la Risiera di San Sabba en Trieste, donde sus cenizas se unieron a las de otras innumerables víctimas del Holocausto. Con la apertura de la Causa de canonización de padre Plácido, han surgido nuevos detalles sobre su martirio y la valentía de su silencio, un acto de amor para no traicionar a sus colaboradores. Mártir de la caridad.