En algunas iglesias franciscanas o de alguna manera particularmente relacionadas con san Antonio, el día de su fiesta (13 de junio) se acostumbra a bendecir pequeños panecitos, que después son distribuidos a los fieles y consumidos por devoción.
Ciertamente, tal devoción deriva de la iniciativa del "pan de los pobres" que en el pasado era muy viva y difundida en las iglesias. Aun hoy, en las inmediaciones de la Basílica, trabajan la “Caritas antoniana” y la "Obra del Pan de los Pobres", dos organizaciones que expresan en forma más actual y diversificada la ayuda material a los necesitados.
El notable y complejo fenómeno de la caridad que tiene como punto de referencia el santuario, depende ciertamente de lo que los peregrinos o los devotos, a través del "Messaggero di sant’Antonio" ponen a disposición de los pobres.
Todo cuanto ellos hacen no es más que la continuación del agradecimiento al Santo tan pródigo de consejos, ayuda y gracias. Es suficiente recordar el conmovedor episodio de milagro de Tomasito y de aquella, su joven madre que, obtenida la curación del hijo por intercesión del Santo, decide ofrecer al convento por un cierto tiempo, tanto pan cuanto pesaba el niño, para que los frailes lo dieran a las madres pobres.